martes, 26 de mayo de 2015

Nuestra vida como hombres no sólo está orientada hacia la realización de objetivos y metas terrenas, finitas. Hay en nuestro yo profundo, dinamismos que nos impulsan en una dirección que, asumiendo nuestro que hacer en el mundo, lo reorientan y lo abren a un horizonte infinito, y nos llevan a responder, respetando siempre la propia libertad, al llamado que Dios Amor nos hace: "Dios creó al hombre por sobreabundancia de amor, para que se relacionase familiarmente con Él, se comunicase y asociase a otros seres humanos y cumpliese con ser Señor de cuanto ha sido creado, dándole así gloria y alabanza al Creador. Ese fue el Plan de Dios" (Misión y fraternidad, Apéndice 1).

Resulta bien conocida, por nuestro estudio y reflexión, así como por la propia experiencia personal, la realidad del pecado original y las consecuentes rupturas que ha quebrado el interior del hombre y su proyección. Sin embargo, aunque por el mal uso de la libertad humana se frustró -al menos momentáneamente- el Designio Divino, sabemos que al final, "el Plan de Yahvé subsiste para siempre, los proyectos de su corazón por todas las edades" (Sal 33(32), 11).


Así por el gran Amor de Dios, en el Señor Jesús hemos sido reconciliados, posibilitados para responder por entero a nuestra vocación. Él manifiesta plenamente al hombre al propio hombre (Gaudium et Spes, 22), y nos hace ingresar al horizonte de la gracia. "El Cristo reconciliador viene a ser el núcleo del proyecto misterioso de Dios Amor de llevar la historia humana a su plenitud" (Por los caminos de Dios, 26), de modo "que todo tenga a Cristo por cabeza, lo que está en los cielos y lo que esta en la tierra" (Ef 1, 10).
Dios que te ha creado tiene un proyecto para ti. Tú vida tiene sentido.
Dios nos ha creado por amor gratuito de su providencia, y en su infinito amor desea que todos y cada uno de los seres humanos vivamos eternamente junto a Él. Nuestro Dios es un Dios que gratuitamente nos comparte su existencia y de la nada nos ha creado con la finalidad de que gocemos de su Amor eternamente (CEC 356). Es una oferta de vida y felicidad en plenitud (Jn 10,10).
Pero su amor por nosotros no sólo se muestra en darnos la vida, sino ante todo en la Nueva Vida (redención), haciéndonos criaturas nuevas por los méritos de Jesucristo, su Hijo amado (Ef 2,5). Dios es amor; y nos ha manifestado el amor que nos tiene enviando al mundo a su Hijo único, para que vivamos por él (1 Jn 4, 8-9). Se trata de un amor que es eterno, “con amor eterno te he amado” (Jr 31,1). Es mas, “Dios mismo es una eterna comunicación de amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y nos ha destinado a participar de Él” (CEC 221). Y es de este amor de donde deriva el origen, el fundamento, el horizonte y el sentido de nuestra vida.
El Reino de Dios, inaugurado por Jesucristo, es la vida de Dios entre nosotros, es realizar su proyecto eterno de salvación en todos y cada uno de los hombres y mujeres. Es vivir según su querer. No es un mundo mejor, sino un mundo nuevo: un nuevo modo de amor universal, una nueva forma de convivencia fraterna, una palabra y un testimonio henchidos de salvación y de esperanza, un conjunto de ritos transparentes y expresivos de una vida en plenitud. 

Vivimos en una sociedad cada vez más compleja y tendemos a devenir también personas frágiles con una identidad débil, una moral frágil lo mismo que la vida cristiana y humana tiene también a ser frágil. Corremos también el riesgo de caer en la rutina de la 2 crisis de desmotivación, de abandono, el riesgo de remitir a mañana nuestra situación vocacional. De remitir en causa nuestra llamada. Existe hoy una falta de Interioridad, de testimonio de vida espiritual y familiar. La falta de seriedad en los movimientos. Los jóvenes entran y salen en los grupos de asociación con facilidad. Falta tiempo para detenerse en la vida, la superficialidad toma su lugar en nuestras relaciones con nosotros e incluso con Dios y los demás. Somos frágiles en nuestra manera de ser y de vivir nuestra vida cristiana. La sociedad nos presenta un mercado rápido, a buen precio, puedes tomar o dejar …. Hoy se observa en los jóvenes la falta de seriedad en la fidelidad a sus compromisos o un excesivo compromiso por realizar, se pasa de un movimiento a otro o de una secta a otra. Los week-end, la influencia de los medios de comunicación, el mundo virtual, la discontinuidad en la frecuencia de los sacramentos, la pertenencia es relativa, el egoísmo sobre sí es enorme, la búsqueda del placer, el libertinaje, las malas compañías o las buenas, lejos del mundo adulto Algunos 3 areópagos que muestran la creatividad de los jóvenes. La conciencia individual se toma como un profundo sentido de desilusiones. Se busca llenar este vacío a veces de una u otra manera. El Problema para gestionar su tiempo personal. La dificultad de proyectarse en el futuro, la relación es precaria entre el estudio y el trabajo, entre el éxito y el reconocimiento social, l’a inestabilidad, la incertidumbre. Se llega a sucumbir fácilmente o a ver la prioridad. Todo eso termina por crear un vacío y hace débil nuestra vida cristiana. Puntos positivos: la sed de Dios, la búsqueda de la verdad, el deseo de poner a prueba sus cualidades, la capacidad de conversión, la petición de la fe , la búsqueda del sentido sagrado, del sentido de la vida, participación activa en los movimientos. Ser joven hoy no es fácil pero es evidente encontrarse frente a ejes que afectan y determinan la existencia. Se observa la sed de felicidad siempre presente en los corazones. 4 Todos estos desafíos nos colocan ante una realidad compleja que hay que resolver, de aquí la importancia y la necesidad de orientar su vida para encontrar un sentido.